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Cosas de la no vida

Este cuento es de un amigo, mi amigo Pablo, a ver que les parece:

"-¿Cual es tu peor pesadilla, tu peor temor, qué es aquello a lo que más temes? ¿Sabes? A veces tu peor temor puede verse fácilmente, no siempre está oculto o escondido, a veces lo puedes sentir y sufrir cada día a la luz del sol. Sí, así son los peores temores y los que causan mayor dolor en esta vida.
Esta es mi historia, es esto a lo que más temo y por lo que sufro tanto cada día: Cuando yo era pequeño no conocía la vida, no sabía qué era ni por qué existía, no entendía mucho del mundo pero seguía el camino para poder llegar a ser igual a los demás cuando ellos ya no esten. Tampoco sabía lo que era la muerte, que es de lo que habla mi relato. No sabía lo que era y la verdad me daba igual estar vivo que muerto, ambas no tenían sentido para mi, las dos eran cosas que simplemente allí estaban y no se iban a ir en un buen tiempo.
Como para morir tenía que matarme y no tenía ninguna razón para hacerlo, pues seguí vivo. Aparte se me hacía interesante descubrir qué iba a ser de mi vida. Y cuando todo se volvio monótono y sin sentido, descubrí algo muy interesante para mi, algo fuera de mi mundo explorado, era divertido, era nuevo, era mi interior, mi pensamiento y descubrí lo valioso que era: con él conseguía lo que quería, tenia la sensacion de que podía controlar el mundo con él. Entonces me di cuenta de algo que me dolió: los adultos que se preocupaban por mi, me decían lo que debía hacer, lo que era bueno y lo que era malo. Siempre decían que nunca debía hacer lo malo pero ellos lo hacían, en secreto, abusando de mi ignorante ingenuidad. Sentí un profundo odio contra ellos pero un odio que no me podía permitir sentir por que ahora yo era uno de ellos. Me sentí dentro de ese grupo que no debía traicionar, me sentí atraído de todas esas maldades que me daban poder.
Pero nuevamente algo que descubrí me hizo cambiar. Esta vez, al conocer a gente que no era como yo, sentía admiración por esas personas, por que eran gentes en las que no podía usar mi maldad, y no por alguna resistencia que ellos tuvieran, sino por que no podía dañar a personas, que yo sentía superiores, mas no en poder, sino por ser gente que ha vivido más, que tienen conocimientos más valiosos y conscientes de los acertijos más grandes de este mundo, que nos muestran la verdad en esta vida.
Me introduje en esta camino, en el de estas personas, busqué las respuestas. Pero de lo único que me di cuenta es de que, esas preguntas, solo tienen respuesta con el tiempo. Y hasta donde entendía, a mi no me tocaría saber la respuesta a ninguna de ellas, sólo podría avanzar, para que así, en un tiempo infinito, se respondieran.
Pero, ¿qué sería de mí? Buscaría sabiendo que no voy a encontrar nada. No, era frustrante. Me sentía defraudado y enojado. Pero ahora que me lo había preguntado, ya nunca podría olvidarlo. Estaba condenado a conformarme con mis teorías.
Hubo una teoría que me gustó bastante, aunque era mucho más improbable que todas las demás, pero esta me prometía una respuesta, y no sólo eso, sino el conocimiento final de una fila infinita. Era alcanzar lo inalcanzable, lo inexistente. Pero a cambio, tenía una consecuencia: no podría ser utilizada en este mundo, pues era la parte final de éste. Pero no me importaba el precio.
Antes de dejar este mundo quería prepararme para el viaje y conocer todos los sentimientos de este mundo. Así que empecé. Y poco a poco, me fui olvidando de lo que tenía planeado y decidí cambiarlo. Sabía que no me daría tiempo de hacerlo todo, pues quería irme joven. Y decidí que la mejor foma de hacerlo, era por mi mismo, no dejaría que otro lo hiciera por mi.
Seguí mi vida y seguí haciendo lo que normalmente hago. También decidí no decirle a nadie.
Llegó el último día. Había decidido que así sería. Así que me desperté intentando aparentar que era cualquier otro día, reprimía mi emoción y mis temores.
Esta teoría era como una religión para mí y la creía con fe y como si no se me hubiera ocurrido a mí, sino como si fuera la verdad y ya. Aunque no pensaba en esto nunca.
Me estiré, hacía frío. Podía sentir lo extraño que se sentía el frío, todo mi entrenamiento mental me servía para sentir el mundo exterior, sentir cómo reacciona conmigo y poder disfrutarlo. Así que no me cobijé más sino al contrario, quería sentirlo más fuerte y me paré. Me vestí, como cualquier día, no quería resaltarlo, quería disfrutar lo diario, lo monótono, lo que hacía ya tiempo no hacía. Bajé y abrí un empaque de leche, lo bebí, el líquido también estaba frío.
Tomé mi dinero y algunas de mis cosas y salí de casa. Caminé, siempre tratando de esconder mi felicidad de ese día pues quería que fuera igual a cualquier otro. No quería que la gente lo notara, pero, sólo de los que sí conocía bien. A ningún extraño le importaría mi estado de ánimo.
Me senté en un banco negro de metal acojinado como el polo de una esfera, en una cafetería cercana al metro, que luego tomaría, y pedí lo de siempre.
Al estar frente a las escaleras del metro, esas escaleras que dan hacia abajo y no hacia a arriba, no pude evitar detenerme por un segundo, no pude seguir, tenía que sentir cómo la demás gente viajaba. La emoción era demasiada pero me controlé y bajé lento pero decidido, con paso firme sobre esas escaleras de mármol que aguantaban el paso de miles cada día.
Las escaleras acabaron rápidamente, la corriente humana tenía prisa. Escuché el sonido que produce el tren cuando va a cerrar sus puertas. Cuando llegué ya se había ido. Entoces esperé ansiosamente el siguiente tren. Esperaba que entrara esa luz prometedora que me llenaba de esperanzas.
De golpe sentí su llegada, esa gran máquina roja y naranja que no se detiene con nada. Sentí primero el golpe del aire tocando todo mi cuerpo y de nuevo... ese sonido.
Subí. No quise sentarme. Quería sentir cómo mi mano se aferraba a colgarse de ese metal tocado ya millones de veces y condenado a ser tocado otras tantas. Cada estación sentía cómo mi brazo se estiraba y mi mano seguía firme al metal en cada cambio de velocidad de esta gigantesca bestia. Luego de repetir el mismo sonido, continuaba su camino sin fin. Mis pupilas se dilataban en ese gigantesco túnel subterráneo. Era una tranquilidad infinita: el tiempo pasaba distinto, no había de que preocuparse, no había qué pensar, no era nesesario hacer nada, sólo permanecer en la misma posición en ese mundo sin tiempo; cada estación exactamente igual a la anterior, la misma gente, las mismas escaleras pisadas mil veces, y gente que se iba, siendo reemplazada rápidamente por otra igual. Así seguía todo hasta que un pequeño simbolo, diferenció una estación de todas las demás. Era mi estación. Y aquí yo bajo, y subo la escalera que me bajó anteriormente.
Era tiempo de caminar de nuevo, los coches competían entre sí: donde el más grande se imponía ante el más pequeño. Una lucha desagradable que nunca terminaba. Pero a mi no me importaba (como a nadie en el mundo).
Nunca paraba de caminar, sabía perfectamente el camino, pero veía el exterior como un niño en un paseo totalmente nuevo y listo para descubrir. No quería que nada dejara de asombrarme. Quería vivirlo todo como una experiencia nueva, pues ese, era el gran día y nada podia detenerlo.
Nadie lo sabía y me sentía con suerte, era el día más pefecto de mi vida, era como uno de mis preferidos: no demasiado sol, sólo el nesesario para poder ver perfectamente, y no hacía para nada calor, aunque tampoco frío, la temperatura perfecta para un sueter ligero y negro. Las personas igual de vendadas que siempre, sin poder ver nada y yo lleno de energía, lleno de valor y entusiasmo por descubrir mis sentimientos y deseos más ocultos. Caminaba rápido y sin prisa, ni preocupaciones.
La barda alta de mi escuela, de piedra, fría y dura, que podía sentir sin tocarla. Entré por la gran puerta roja y de metal delgado que no se habría completamente, sólo una parte de ella.
Por dentro era otro aire. Se sentían distintas las cosas tocadas por la juventud y la enseñanza. Mi escuela era amplia, llena de arboles y vida. allí es donde me podía expresar con mis amigos, los que tenían una vida parecida a la mía y por lo que ahora he decidido cambiar, y dejar de ser una persona, para convertirme en algo distinto y nuevo, que era lo que tanto placer me daba, algo nuevo que no era ni bueno ni malo sino una experiencia que no haya tenido antes. Eso era lo que buscaba y básicamente, mi propósito de vida.
Ahora era tan poco humano que pronto dejaría de serlo por completo. Y lo que buscaBa en este momento era el sentimiento del recuerdo y el reencuentro. Pero no se lo decía a nadie. Era mi plan. Y era egoísta: quería ser el único y que a nadie le pasara siquiera por la cabeza, porque, no quería ponerlo en riesgo.
Me puse una máscara bastante buena y busqué a mis amigos. Allí estaban todos, y cada uno de ellos me iba a extrañar. El sentimiento de culpa era muy fuerte pero mi egoismo ganó esa vez. Ninguno de ellos notó que planeaba algo, los conocía demasiado bien como para poder engañarlos perfectamente.
Todos ellos entendían lo que yo pensaba cuando se los decía, pero no se los dije esta vez. Sabía que no me lo permitirían. Y lo peor, ponían en riesgo mi voluntad, así que seguí normal.
Ese día no dije mucho pues quería escucharlos a todos para poder recordarlos siempre. Una gran nostalgia me obligaba a despedirme de alguna forma pero no podía. No. Mi voluntad era demasiado fuerte en ese momento, mucho más que cualquier otra cosa. Y seguí viendo a cada uno de ellos. Ya no escuchaba, sólo los veía. Una lágrima quería salir pero no.
Era como si todos mis sentimientos hicieran una guerra para que desistiera y el unico defensor era la voluntad, que fue más fuerte que todas las demas juntas. Pero ni así pudieron romperla. Ahora era demasiado fuerte y podia controlarlo todo. Regresé a mis cinco sentidos. Ya había pasado esa guerra y ahora era fácil ver mi destino.
Cuando hablé con cada uno de ellos no pude negarme a decirles cuánto los quería y sí, me notaron algo distinto, pero no descubrieron nada. Lo había logrado.
Me fui, tomé otro viaje y dejé una flor sobre la tumba de mis padres.
Pedí un cuarto en un hotel, pedí que estuviera totalmente vacío, que no hubiera nada. Me ofrecieron extrañados un cuarto en construcción. Era justo lo que queria. Salí y me fui a mi casa para recoger algunas cosas que tenía planeadas para el momento. Las metí en una mochila y regresé al hotel queriendo no pensar en nada.
Al llegar, subí las largas escaleras. Era el último piso. Iba decidido. Ya nada me podría detener. Revise el lugar, queria asegurarme de que nadie estuviera alli, no queria ser visto, queria estar completamente solo, cuando me convensi saque un extraño cuchillo que yo avia hecho, era de obsidiana, una piedra que avia comprado ase mucho, era ovalada con puntas que yo afile y un mango de madera muy tallado también por mi, la sostenia, me dio grasia averla echo asi pues nesesitava manejarla con fuersa para que funsionara, la tome con ambas manos y con la oja asia mi la jale lo mas fuerte que pude, en ese momento recorde aunque muy rapido todos los asesinatos que avia hecho. Los que avia hecho a gente que odiava y los que avia echo a gente buena y deconosida, desde pequeños niños hasta fuertes aultos, a todos. Intentando con cada uno de ellos averiguar el sereto, pero ninguno me lo dava, en tonses comprendi que devia aserlo en mi mismo y era lo que ahora asia, desubrir el secreto de la vida que nadie lo puede saver mientras la tenga y por eso me converti en esto, esto que cada ves tenia menos y menos vida. Cuando el filo toco mi cuello senti un gran dolor pero este era un dolor doble era fisico y mental, savia que perderia todo lo que hasta este momento avia reunido e insistia no queria dejar este cuerpo, queria dar el grito más grande de mi vida pero fue por eso que lo hise en la garganta para no poder y no llamar la atension no podia perder este momento con la mirada de otro. La sangre tan presiada para mi me corria por dentro, por lugares nuevos, sentia cada parte de mi cuello siendo cortada finamente por la rapides de mi golpe sertero, cundo senti que me havia atravesado por completo empese a caer de espaldas y cada milimetro que hiva atravesando tenia una sensaion, eran miles, todas nuevas, senti que no podria aguantar más pero seguian y seguian, unas eran tan raras que nuna las hubiera podido provar y cada una en un instante y en su punto mas alto, senti que hivan acavandome ya estava serca del suelo cuando llego lo que esperava la busqueda de tantos años y era demasiado algo que no podia terminar de creer y al fin la sensaion de estar muerto la ultima la que era iposile de tener, ahora la tenia y era el primero en lograrlo, lo iposible, lo inalcansable, no senti el suelo. Me levante de mi cama con un dolor de cabeza, me dolia el cuello, me dolia la espalda, era un dolor desagradable, no me gustava, no era un dolor comun, era la sensacion del arrepentimiento pero en el cuerpo, asiendome sentir que lo enchuecaba, que lo deformaban y lo safaba de su lugar, un dolor asimetrico en un hombro y en un muslo, tenia la sensasion de haber cometido alguna pendejada, de tener un dolor de cabeza que no te deja pensar, de no estar a gusto, sino molesto con la vida, hasta que empese a pensar y queria despertarme, baje abri un empaque de lehe, no habia nada que hacer, me sente y recorde que me avia suisidado, pero como habia sido, en sueños? lo senti tan real que no savia que pensar, al fin pense que no lo pude haber hecho estava alli, salí camine un poco, desallune en una cafeteria serca del metro y me metí en él cuando termine, todo era tan confuso que el viaje me paresia tranquilizante, llegue a mi esuela, vi a mis amigos y denuevo no havia nada que hacer, me sente, comí algo y me fui, vi la tele el resto del día y me acoste cuando senti que era tarde, me tape bien, pero no tenia sueño no podia dormir, ya iva a salir el sol y seguia despierto sin aser nada, en mi cama, era extraño pero senti que ya no nesesitaba dormir, podia seguir, me dije -dormire la proxima noche- pero tampoco pude. No podia y no lo nesesitava. Empese a extrañarlo, esas noches lo esperava como si de pronto me arreglara y ya todo volviera a la normalidad, pero no fue asi y nunca más volvi a soñar havia matado una parte de mi y ya nada me sorprendia por que ya lo avia sentido ya nada era nuevo, entoses vino la locura tenia demasiado tiempo para pensar y entonses empese a pensarlo todo, tenia ahora mucho tiempo, ya no envejesia ya no nesesitava morir ya lo avia sentido, cuando pensava en mi me dava cuenta que ya no era humano era otra cosa en la que nunca me quise convertir, me relasionava con los vampiros pues ellos no morian y fue entoses cuando nasio mi obsesion por la sanrgre y fui consumiendola cada ves más, primero como un gusto pero poco a poco fue convirtienose en mi unica comida, las colgaba de los pies y mordia su cuello con una fuerza monstruosa pues mis colmillos no estaban hechos para eso, el cuerpo de mi victima iva enpalidesiendo poco a poco despues de quedar seca de sangre, en estos prosesos tardava casi toda la noche, me gustava, podia aserlo mil veses y no me cansava, mi victima era cada vez distinta pero sentia que ya la conosia, y lo que antes me detenia, ese sentimiento de perder la posivilidad de conoser a una persona, ahora no me iportava, sentia que conosia a todas, estava solo por el reto de la eternidad, solo como monstruo, solo por el tiempo, por que una ves amé y una ves fui feliz, estava completo, era mi opuesto y mi complemento, cada día sentia el ardor en mis labios y cada nohe era sasciado, pero ella era humana y mi ultimo ardor fue destinado a ser apagado con el tiempo y desde ese momento buscava otra que lograra saciar mis sentimientos, pero cualquier beso aunque fuera amplificado por ser su ultimo no alcansava a saciar como uno de los de ella. Pero era mi destino estar partido por la mitad siempre, sin pareja y sin sueño y por supuesto sin bondad, todo eso lo avia perdido para siempre y todas como si fueran iguales y uno solo. Estava cansado este cuerpo ya no podia ya no servia, tenia que recordar mi otra mitad tenia que vivirla. La avia visto desde pequeña era dulce y suave, la fui ovservando la fui esperando, no dejava que nada le pasara, la protegia y asi fui interrumpiendo mis avitos cada ves más y más, mi sed iva en aumento era incontrolable era irresistible pero la esperava y poco a poco me iva metiendo en su vida no me conosia pero le sorprendia y la engañava, cambie su mente y la enamore de mi, me la lleve lejos y cuando estuvimos solos en una ciudad lejana, la mordi como nunca avia mordido a ninguna, con una fuersa fuera de mi, con una sed irresistible la vasie y cuando empesava a quedarse sin aliento y empesava a empalideser la llene de mi sangre hirbiendo por mi boca asia su cuerpo enfriando y empalidesiendo, desaparesia de mi cuerpo pero no entraba en el suyo me quedeava en mi boca hasta que ya estava todo alli y entraba de golpe, era otro o más bien otra que no lo habia sentido todo sino al contrario todo era nuevo al verse por sus ojos en los que me reflejaba mi antiguo yo, pero algo que no tenia previsto susedio, ella también se avia buelto lo contrario y no era justamente mi complemento ella era más buena asi que se volvio peor, me dio la impresion de que le salian alas demoniacas que ahora me asustaban, era un demonio y yo una chiquilla que no habia vivido, veia como sufria en su transformasión y como me odiava pues se avia buelto su contrario y realmente me amaba antes, era orrible ante mis ojos. Todo se sentia distinto, retrosedi, y vi como moria, desidi morir en su lugar y con un gran abrazo me alse del suelo, él era más grande, mi alma calló en un abraso mortal, caí atravesando la tierra, más rpido cada vez, quitandome todos los sentimientos que avia sentido y caí sobre él justo antes de que se atravesara con ese cuchillo atravesandome a mí sinetiendo el dolor que nunca avia sentido. A mi bondad, mujer y espiritu. -Dos mujeres murieron amandome, dos mujeres que eran la misma, para dejarme solo de nuevo y eternemente infeliz. Puesto que mi historia se repite te digo esto para vasiarte la sangre y sepas por que. Por que dejas este mundo que yo no puedo dejar jamaz. Oh, por sierto, no me haz contestado. Cual es tu peor pesailla, tu peor temor, que es aqueyo a lo que más temes?"

Creo que los dos estamos obsesionados con la muerte, ¿estamos? quien sabe...

3 comentarios

mentira -

Lo ando corrigieron un poquito. A ver que tal sale.

mentira -

estoy de acuerdo...
tienes que empezar a mejorar tu ortografia "p" velez... jaja
ademas no importa esta bien que te digan tus errores

nando -

no está mal, pero primero que aprenda a escribir sin faltas... perdona la sinceridad...