Me tienes de ti
Sé que en algún lugar nos hemos visto y te recuerdo; te recuerdo cada noche en vela con el corazón cantándome colores provenientes de tiempos lejanos, tiempos en los que las coletas en el pelo, las cinturitas acomodadas y una que otra risa falsa parecían ser lo que tenía importancia; ahora, si pienso en ello, me vuelvo una especie de avestruz que mete el cuello entre cajones, cajitas de música, flautas o edredones, sonrojándome por aquello que fui y ya no soy.
Te recuerdo, busco los encuentros, las caras, las lunas o los días en los que te he visto, me escondo entre las flautas, los faroles, los charcos, mi cara busca la tuya en el espejo, que de tanto esperar se ha empañado y he de confesar que te me has vuelto insoportable.
He salido a buscarte, ando caminando a todas horas con el corazón en la mano, en las piernas, las rodillas, los cayos, y está solamente esta urgencia, esta vana urgencia que me arrastra a querer encontrarte.
Me tienes vacía, hecha un fiasco, no vivo, no respiro, no como, no alimento. A pesar de toda la mierda interna, hay mucho chocolate caliente en la sangre que entrego a borbotones con aceite y ajo para comer, pues contigo se ha perdido me he quedado en limbo, me has vuelto incandescente, se me rompen las piernas, los nudillos, la cabeza, me desvelo, y no me paro si no es para buscarte.
¿Pero dónde te busco, dónde encontrarte?
Se me ha perdido tu casa, tu casa en esa tierra de enormes rosales, en esa tierra que he llegado a decir mía y que es sólo tuya. Sólo tuya porque yo no he podido trascender el discurso de la fibra sensible que hace a nuestra tierra. Me encuentro con las manos atadas. Y de repente te he visto, te he visto como nunca antes te había visto, con lucecitas de colores alrededor de la cabeza, te he visto en lo micro y en lo macro, te he visto renacido, envitrado, descolorido, he visto más allá de ti, te he visto en lo siniestro y en lo sano, esparcido, retroalimentado y he querido decirte desde entonces que me has hecho volteretas, que ya no sé qué me pasó, me has embrujado con toloache.
¿Quién eres, qué eres?, porque yo no había visto nunca antes nada igual. Me maravillas. Y sólo estoy aquí para decírtelo. Sólo estoy aquí para decirte que eres una maravilla. Y que no sé qué es lo que a mí me toque. Tal vez consideres esto demasiado absurdo pero no puedo evitarlo, ya pasa de mí. Pasa de mí, y te lo devuelvo, porque es muy grande y porque es tuyo.
Y en todo esto, también voy yo de paso: soy tuya, aún cuando no nos encontremos, aún cuando el tiempo diga que tu y yo, no nos hemos visto, aún cuando la gente piense que tu y yo no nos conocemos, yo sé que te he visto y sé que de algún lado te conozco porque te recuerdo y algo acá adentro, entre el hipotálamo y las costillas, me dice que eres mío.
Así que he venido a contarte que dentro de todo esto, en lo que parece no haber nada, me he encontrado en ti y he armado de todo eso una serie de palabras que en conjunto no dicen más que: estoy avasallada de ti, y espero, tan sólo el momento para ir a buscarte y al encontrarte no decir nada, más que con la mirada, me tienes de ti.
Sólo quería contarte.
4 comentarios
Daniela Gómez -
mentira -
Daniel Eduardo Gomez -
Daniel Eduardo Gomez -